Estilo francés con acento sueco.
Empezó como un secreto de entendidos para encontrar el estilo chic parisiense a buen precio. Pero Zadig & Voltaire ha crecido hasta debutar en la pasarela. Su directora creativa, la sueca Cecilia Bönström, relata el periplo de una marca diferente.
Hay cuestiones que invariablemente surgen en la moda. Una de ellas es cómo encapsular el estilo cool francés, más específicamente el parisiense bobo o burgués bohemio. Los fotógrafos que trabajan a pie de calle mantienen continuamente bajo vigilancia la orilla izquierda del Sena buscando el último ejemplo. Pero el cool francés por excelencia es huidizo. Sin embargo, hay una marca que consigue acercarse con bastante exactitud a ese objetivo. Se trata de Zadig & Voltaire.
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Creada en 1997 por Thierry Gillier, esta firma empezó a hacerse conocida entre los entendidos por su estilo informal y por vender elegantes prendas de cachemir a precios asequibles. El nombre se lo debe a un personaje creado por el filósofo francés Voltaire, llamado Zadig, que interpreta con maestría los vaivenes de la vida. En 2001, la Tunisien, ahora una mítica camiseta, se convirtió en un fenómeno de ventas y aumentó su popularidad. Tres años después, el negocio se amplió para ofrecer también productos al público masculino.
La sueca Cecilia Bönström, de 42 años, nunca imaginó que acabaría convirtiéndose en la directora creativa de la casa. Desde los 17 viajó por todo el mundo, y eso le permitió desarrollar sus propias ideas en cuanto a moda se refiere. Cuando conoció la firma, hace diez años, se ofreció como voluntaria para colaborar con ellos. Por aquel entonces la casa solo tenía algunas boutiques en París. En la actualidad, Zadig & Voltaire gestiona doscientas tiendas propias alrededor del mundo, diseña ropa femenina, masculina, infantil y hasta una línea de joyería.
La colección de este otoño-invierno fue la primera que se mostró en una pasarela. La de la próxima primavera-verano 2014 ya formó parte del calendario oficial de la Semana de la Moda de París. “Desde hace unos cuantos años, Thierry ha estado presionándome para dar este paso, pero yo pensaba que hasta ahora no estábamos preparados”, afirma Bönström. La diseñadora puso a prueba su capacidad creativa con diseños inspirados en los vestuarios de David Bowie. El resultado fue una colección con trajes de pantalón muy ajustados adornados con bordados en oro, monos de terciopelo y corbatas masculinas de estilo vintage. A pesar de que ella lo desconocía, David Bowie iba a sacar a la venta un nuevo álbum después de diez años justo en el momento en que la ropa de Zadig & Voltaire llegaba a las tiendas.
“Nuestra etiqueta es conocida por hacer diseños que no pasan de moda. Vendemos un producto real. Pero para mí ha sido una experiencia nueva presentar los diseños sobre una pasarela”, afirma Bönström. La diseñadora desarrolló su vocación por la moda siendo modelo. Pero incluso antes de eso, como hermana gemela. “A mi madre le gustaba vestirnos muy conjuntadas con jerséis de cuello vuelto de color negro y pantalones de pana amarillos. Era un verdadero calvario llevar esas combinaciones de ropa. Pero a partir de entonces salió a relucir mi afición por la moda. Recuerdo que el día de mi graduación me puse un vestido blanco de Alaïa con unas zapatillas de deporte azules y todo el mundo preguntaba: ¿quién es esa chica vestida con un traje de baño?”. Después de trabajar algunos años como modelo, Bönström logró tener su propio estilo. “Solía ir al distrito 16 de París a comprar conjuntos de cachemir, tal como hacía mi abuela”.
Pero un día descubrió algo más. “En París había solamente una o dos tiendas de Zadig & Voltaire”, recuerda. “Tenían ropa moderna, muy bonita y con precios razonables para la gente común. Así que decidí empezar a vestirme allí”. En cierta ocasión, y a pesar de que ella misma pensaba que era una locura, ya que no tenía ningún tipo de formación en el campo de la moda, se puso en contacto con la marca y ofreció sus servicios. “Fue mucho mejor que matricularme en una escuela. El equipo era muy pequeño. Comencé como ayudante de diseño y trabajaba sin ningún tipo de presión. Por otro lado, también sentía que podía aportar mi toque personal”. Como diseñadora, Bönström ascendió diferentes categorías durante tres años antes de ser nombrada directora creativa en 2006. A menudo sacaba ideas de su propia colección de ropa interior y chaquetas militares. “He tenido mucha suerte de empezar de este modo. Pero la realidad es que hay una gran diferencia entre saber cómo elegir las prendas que triunfan en Zara y preparar una colección entera partiendo desde cero, buscar materiales y seleccionar los colores para diseñar jerséis, camisas, prendas de piel, calzado y tejido vaquero”.
Durante la estancia de Bönström en Zadig & Voltaire, esta firma ha pasado de un par de trabajadores en el departamento de diseño, con Gillier como director creativo, a tener hoy un equipo de veinte personas que trabajan en la quinta planta de un edificio del centro de París, donde se encuentra la sede oficial de la marca y donde crean trescientas prendas cada temporada. Lo único que no ha cambiado es su fórmula. “Desde el principio, Thierry Gillier ha tenido la misma visión y la ha mantenido. Suele decir que no le gustan las mujeres sofisticadas y que tampoco le gusta que vayan maquilladas. Zadig & Voltaire tiene su propio ADN y su propio universo. Así que cada temporada empiezo una nueva colección basándome en esa tradición”.
Traducción de Virginia Solans.
Fuente: elpais.com
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